2.8.09

...un sueño...




I PARTE



Era una casa de dos pisos, una especie de muelle servía como receptor de aquel inmueble con paredes de cristal, éstos permitían ver el río a faldas de un cerro como el del cañón del Sumidero en Chiapas.
Sabía que había una mujer vestida de negro, como Férula la hermana Esteban Trueba en la película de “La casa de los espíritus”, no tenía la menor idea de quién era. Yo seguía a un hombre con especial atención, el caminaba al lado de una mesa vieja larga de madera, hablaba de cómo los jabalíes (o jabalís?) serían el futuro alimenticio de la humanidad, no mas vaquitas, ni pollo, mucho menos puerco, el jabalí era el futuro, y yo tenía la verdad ante mí. Entre sus caminos, yo dividía en ratos, cuando se volvía incomprensible lo que escuchaba, dividía mi atención entre el señor y el paisaje que rodeaba a la casa, no podía creer que la mano humana hubiera llegado hasta aquel lugar.
…hubo una escena paralela, Juan un sujeto que conocí en mi trabajo en Cancún, (quien me sustituyó por algún tiempo sin haberme notificado) llega con un periódico en mano y me pide le revise su trabajo final, me decía que no lo había terminado en el papel ordinario por que se iban a hacer como siete hojas, y así con publicidad, obituarios y demás, son más de veinte páginas… sólo lo recibí…



II PARTE



Bajamos el hombre y yo, recorrimos el muelle para que yo aceptara una invitación a subirnos a una embarcación, que tenía más forma de silla ergonómica para recibir un estudio de tráquea jajajaj, mmm era una especie de silla pero era de una sola pieza blanca… de inmediato que estábamos en el agua la silla había desaparecido, y en el acto sabía que éramos pareja íbamos abrazados de frente, con dos niños a la espalda, uno cada quien, el que él llevaba era menor, como de año y medio, dos tal vez, el mío como de un lustro. Yo llevaba al menor sostenido de su piecito, él iba desnudo. La corriente a bajo era muy fuerte, el paisaje se convertía en una especie de matacanes/cañón del sumidero. Yo disfrutaba tanto del camino, cielo, paredes montañosas, agua rica, hombre hermoso y niños guerrilleros que no se quejaban de la jornada, al contrario eran espectadores silenciosos, asombrados. Sin embargo sundenlly tuve la sensación de que eventualmente la corriente tenía que desembocar en algo, y no iba a ser el mar, si no una enorme cascada, se lo dije a mi pareja que en ese momento y sólo en ese momento era Morris, quien se rió de mí ya que para él era el momento ansiado. Morris desapareció, pero yo seguía abrazada de mi pareja, con la ansiedad nada grata de sabía que íbamos a caer. Antes de caer le dije las palabras con T. A. como iníciales y él me respondió: yo más. No sentí la caída.



III PARTE



Algo me decía que aquel hombre no estaba ahí. Yo caminaba por la playa, habitada de pequeñas casitas de colores fuertes, rosa mexicano, azul, naranja, era una fiesta de colores, me di cuenta que era un cementerio ahí no mas, en plena playa sin cerca ni nada. Vestía un pantalón y una blusa blanca de una tela muy suave y fresca, había mucho viento, pero podía caminar con facilidad.
De repente me doy cuenta que me dirigía a la tumba del hombre que me había acompañado en ese río y la tristeza me inundó, lloraba al pie de la tumba porque ya no estaba conmigo, me desperté en lágrimas.

3 comentarios:

Olea dijo...

deja de fumar mois

Dr. Feelgood dijo...

No conocia las capacidades literarias de Maria Caracoles, mas no dudo de la capacidad imaginativa de sus sus sueños forme una especie de realidad aparte.
Sigue escribiendo.

Morris dijo...

Sera premonicion? pronto andare entre rios cascadas y caidas. Vente!